La brecha entre la cotización máxima y la pensión máxima se amplía a 11.608 euros. 

O visto de otro modo, la pensión máxima apenas equivaldrá ya al 76% de lo cotizado. En España, entre 2003 y 2012, la pensión máxima equivalía al 90% de la cotización máxima. Desde entonces, y a fuerza de ir subiendo las cotizaciones máximas más que las pensiones máximas -retenidas, como todas, por el límite del 0,25% del Índice de Revalorización de las Pensiones-, esa proporción ha ido reduciendo hasta el 80% actual, que caerá a ese 76% en 2019. Según los expertos, el problema de fondo que tiene este truco consiste en que rompe un principio fundamental del sistema español de pensiones públicas: el de contributividad. Es decir, el que impone que exista un vínculo entre lo cotizado y lo cobrado. Si se rompe este principio, el sistema dejaría de ser contributivo para pasar a ser asistencial. Es decir, una alteración que perjudica a los afectados que ven cómo se quiebra la proporción entre lo cotizado y lo que acaban cobrando.

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